El hombre/niño que se resiste a crecer es incapaz de cuidar y proteger a nadie así como de intercambiar papeles igualitariamente en el contexto de una pareja. Exhibe un desfase patológico entre su edad cronológica y su madurez afectiva. Hombres que presumen de joviales, simpáticos, alma de las fiestas, deportistas, aplicados seductores de jovencitas a edades notoriamente inadecuadas, con frecuencia no son más que "peter panes" afectivamente inmaduros y promotores de mucha desdicha en las relaciones de pareja. Se trata de hombres que no han aprendido la diferencia entre haber crecido y ser adultos.
- Síntomas:
- Intenso deseo y necesidad de ser cuidado por otras personas que él considera “más fuertes”.
- Incapacidad de comprometerse y de cumplir promesas.
- Incapacidad para asumir sus propias responsabilidades. Prefiere que lo hagan otros. Por eso, busca a otra persona que asuma el papel de su “padre”/”madre”.
- Quejas y críticas constantes acompañadas a su vez por la incapacidad de proporcionar afecto a otras personas.
- Tendencia al egoísmo; siente que todo debe girar en torno a él y se ofende cuando esto no ocurre.
- Dependencia especialmente emocional, aunque también es frecuente que exista dependencia económica.
- Su comportamiento es negativista o rebelde.
- Falta de empatía: este hecho le dificulta las relaciones sociales y le puede llevar a aislarse socialmente, lo que contrasta con un elevado miedo a quedarse solos.
- Baja autoestima lo que les produce una bajísima tolerancia a la frustración.
- Rasgos de personalidad narcisistas.
- Suelen sentirse insatisfechos con sus logros, pero no hacen nada para mejorar su situación.
- Verbalizan no querer envejecer, pudiendo idealizar su juventud.
A su vez, será necesario enseñar al paciente a manejar sus pensamientos, haciéndole cambiar su forma de interpretar la realidad, especialmente en lo que concierne a sí mismo. Así por ejemplo, ante verbalizaciones del tipo “Me siento fatal porque tengo que encontrar un piso nuevo; no puedo con la situación; qué nervioso e intranquilo estoy, no quiero hacerlo solo”, etcétera, la persona deberá aprender a sustituirlas por un autodiálogo más resolutivo, como, por ejemplo: “a pesar de que sienta cierta incertidumbre por tener que encontrar un piso nuevo, voy a comenzar a valorar las alternativas que tengo y hoy mismo comenzaré a visitar algunos”.
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